En un período marcado por intensas fluctuaciones en los índices de precios al consumidor, analistas financieros están escudriñando las estrategias de los bancos centrales para comprender las dinámicas de la inflación actual. Clément Inbona de La Financière de l’Echiquier pone de manifiesto el enfoque «data dependent» adoptado por el Banco Central Europeo (BCE), una postura reiterada por Christine Lagarde desde febrero de 2022, indicando una dependencia de los datos históricos más que de proyecciones futuras en la gestión de la política monetaria.
Inbona critica esta metodología comparándola con la conducción de un vehículo mirando exclusivamente por el retrovisor, una táctica que podría ser considerada arriesgada. Retrocediendo a comienzos de 2022, señala que, a pesar de la evidente escalada de la inflación en la eurozona, superando el 5% y un 2,5% en su versión ‘subyacente’, la interpretación predominante entre los economistas y el propio BCE era que este aumento sería transitorio. No obstante, la inflación continuó su ascenso, sobrepasando el 11% hacia finales de 2022, desmintiendo estas predicciones.
El experto identifica factores contribuyentes a este fenómeno, como problemas en las cadenas de suministro por el COVID-19, el impacto del conflicto en Ucrania en los precios de las materias primas y un «greedflation» en un contexto de oferta limitada. Ante esta situación, el BCE desvió su curso de los modelos predictivos tradicionales hacia una política basada en datos actuales, reaccionando con retardo a la escalada inflacionaria.
El ambiente económico actual muestra un cambio, con un endurecimiento monetario que ha conducido a una fase inicial de desinflación, después de un incremento total de 4,5 puntos en los tipos de referencia. A pesar de que la inflación se sitúa ahora en el 2,6%, cercana al objetivo del BCE, no se ha discutido un recorte en las tasas de interés recientemente. Sin embargo, el BCE proyecta una disminución de la inflación al 2,3% en 2024 y alinea su objetivo al 2% en 2025, lo que muestra una tendencia a la baja en comparación con estimaciones anteriores.
Inbona sugiere que, tras una respuesta tardía a la espiral inflacionaria, el BCE podría incurrir en el riesgo de actuar demasiado tarde frente a la desinflación, sugiriendo que podría ser más prudente adoptar una visión anticipatoria en lugar de continuar basando las decisiones en datos pasados. La cuestión planteada es si el BCE debería cambiar su estrategia, de mirar hacia atrás a anticipar futuros desarrollos económicos, para evitar errores en la política monetaria.
Fuente: investing.com